martes, 25 de mayo de 2010

El referente americano de ZP

ZP tiene un referente, un modelo a seguir, allá en la tierra que tanto criticó, en el país que según decía nos metió en esta crisis, ¿crisis?, en la nación cuya bandera no respetó.

Sí, pero no es el gran Obama. El del acontecimiento planetario que anunció la incalificable Pajín. El que un día llamó, o hizo que alguien llamara, para poner las pilas a ZP y que empezara con sus medidas de ajuste. No, no es ése el referente.

El ídolo, el líder, es otro. La doctrina que aplica el presidente que yo no voté pero otros muchos sí, tiene su origen en otro personaje histórico, o mejor dicho histriónico. Basta recordar un par de frases de este neoyorquino para imaginar que su biografía es el libro que encontraríamos sobre la mesilla de la habitación principal de la Moncloa. La primera de ellas dice así:

“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.

La segunda es más rotunda:

“Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.

Muchos ya lo habrán acertado. El personaje misterioso no es otro que Groucho Marx y ZP uno de sus discípulos más avanzados. Bueno, al menos nos ha hecho ver que sabe que hay cine más allá de los del clan de la ceja.

Yo utilizaré otra frase del genial cómico para expresar mi opinión ante su política, sus medidas, sus comportamientos:

“No puedo decir que no estoy en desacuerdo con Vd.”.

Sabio Groucho, sabio.

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