martes, 22 de septiembre de 2009

La calle de ZP

Es lo que tiene ser Presidente del Gobierno. Te preguntan tanto que al final siempre pasa. Por mucho que midas las palabras e intentes unirlas con coherencia, siempre se te escapa algo, que no todo se aprende en dos tardes.

“Basta con salir a la calle para ver que España no se hunde” es la última perla. Espero que se refiera a que el deshielo de la Antártida no ha anegado todavía nuestras ciudades. Porque como se refiera a la crisis...

Ayer salí a pasear con mi hijo por la calle, aprovechando que todavía no ha subido el nivel de los mares. Empecé a contar con él carteles de venta o alquiler en las ventanas. Tuvimos que dejarlo, es pequeño, sólo sabe contar hasta cien. Habría pasado lo mismo si nuestro objetivo hubieran sido locales vacíos, negocios cerrados, tiendas sin clientes….

Cuando volvíamos a casa pasamos por delante de una residencia de monjas. Estas preparan un puchero para dar de comer a todo el que se acerque. Normalmente tres o cuatro personas esperaban a que las puertas se abrieran. Ayer había más de veinte.

Supongo que por esas calles no pasó el Presidente.

martes, 15 de septiembre de 2009

Solbes, ZP y el Red Bull

Solbes se va. No aguanta más. La proximidad de la votación para aprobar los presupuestos para el año que viene le da más miedo que una película de Freddy Kruger. Le comprendo, a mí me pasa lo mismo. Unos presupuestos que suben impuestos y no solucionan el déficit. Así seguro que salimos de la crisis.

Nos abandona el hombre que sonríe para dentro. Debe ser así, ya que para fuera pocas veces le hemos visto hacerlo. Era el semblante gris del gobierno de las ministras del Vogue, la cabeza pensante entre los floreros, el pesimista ¿o realista? en el reino del optimismo. En fin, se va el ministro que nos empezó a sacar de una crisis y al que no le han dejado meter baza en la siguiente.

No ha resistido más. Será que ZP no le habló del Red Bull. Ese que se debe tomar todos los días el presidente para que le de alas, para intentar transmitirnos ese optimismo tan exagerado como increíble, para ponerse día tras día delante del país y contarnos una película de amor cuando la que estamos viviendo es una tragedia griega, o peor. Yo voy a probarlo. A todos nos ha pasado alguna vez tener que defender lo indefendible, tener que sonreir cuando nos gustaría llorar, decir que hace buen tiempo cuando está lloviendo,….

En unos meses nos llega la presidencia europea . Ya están preparando más cajas de Red Bull. Nos van a hacer falta. Sólo tengo una duda, ¿podremos pagarlas?

lunes, 14 de septiembre de 2009

No mi presidente

Aunque no puedo ni quiero negar que soy del Barça, tengo claro que no simpatizo en demasía con el presidente Laporta. Por lo visto ningún sentimiento es completo ya que también me siento español y no soporto a Zapatero, aunque eso lo dejo para otro día.

Volviendo con el primero, ha logrado dos cosas difíciles de conseguir: la primera, buena, construir un equipo campeón con el que todos disfrutamos, aunque empiezo a dudar que el mérito sea suyo. La segunda, menos buena, conseguir antipatías generalizadas hacia su persona desde todos los puntos de España.

Que dé gracias a Messi, a Xavi, a Iniesta, a Guardiola…., que callan con su fútbol las declaraciones, más propias de un boixo noi que de un presidente de un club de fútbol, en las que menosprecia a Madrid y a los españoles. Posturas como éstas crean el caldo de cultivo en el que se sustentan referéndums en Arenys, vaya tela, o quema de banderas españolas y fotos del Rey.

Supongo que será una estrategia calculada, que estará sembrando ahora para recoger cuando acabe su etapa futbolera, seguramente en política, desde posiciones independentistas. Querrá seguir en primera línea en otro frente cuando pasen los pocos meses que le quedan como presidente del mejor equipo del momento….

Pues podía haberse esperado, los culés del resto de España no nos merecemos esto. Bueno, los catalanes tampoco. Sólo queremos un presidente que fiche a Ibraimovich y cuide a Messi, que renueve a Guardiola y amplíe el Camp Nou. No hace falta que abra la boca.